El Dragón Chino Celestial es una analogía de la historia de China. No es casual que los chinos se proclamen a sí mismos “descendientes del dragón” (Lung Tik Chuan Ren).
Son criaturas míticas divinas que representan la abundancia, la prosperidad y la buenaventura. Son también un emblema del emperador y de los caudillos imperiales porque significan grandeza y bondad.
El dragón chino, llamado Lung, simboliza poder y excelencia, valentía y atrevimiento, heroísmo y perseverancia, nobleza y divinidad. Un dragón derrota obstáculos hasta lograr el éxito. Es enérgico, decisivo, optimista, inteligente y ambicioso.
A diferencia de las contraproducentes energías asociadas a los dragones occidentales, la mayoría de los dragones orientales son bellos, amigables y sabios. Son como unos “ángeles del Oriente”.
TEMPLOS PARA ADORARLOS
En el Oriente se han construido numerosos templos para rezar a los dragones, pues se los considera seres que controlan la lluvia, los ríos, los lagos y los mares del mundo.
Muchas ciudades chinas tienen pagodas dedicadas a quemar incienso y a rezar a los dragones con el objetivo de captar su benevolencia.
Por ejemplo, la capilla “Black Dragon Pool Chapel”, cerca de Pekín, es una de las instituciones religiosas que adora a estos seres de luz. También la “Isla del Temple”, en Japón, se ha convertido en un sitio sagrado donde muchos peregrinos meditan y rezan a sus magníficos dragones.
Se cuenta que el emperador japonés Hirohito rastreó su abolengo y concluyó que uno de sus antepasados había sido una princesa hija del Dragón Rey del Mar...
Desde entonces, muchos emperadores asiáticos manifestaron tener algún antepasado dragón.
EL AÑO DEL DRAGÓN
El Año del Dragón tiene lugar cada doce años. Los astrólogos orientales siguen sosteniendo que los niños nacidos ese año gozan de riqueza y salud durante mucho tiempo.
También se dice que los dragones son tan sabios que se desempeñan como asesores reales.
Es famosa la leyenda de un rey camboyano del siglo trece que gastó una gran fortuna encerrado en una torre durante una noche consultando a un dragón de nueve cabezas sobre los pasos a seguir para perfeccionar su reinado.
UN DEFECTO, MIL VIRTUDES
Pero los dragones orientales son sumamente orgullosos... Cuando no se escuchan sus consejos o no se lo adora lo suficiente, son capaces de detener la lluvia, invocar tormentas, acarrear inundaciones y causar escasez de alimentos.
En este sentido, se asemejan a los dioses griegos. Son famosas las ofrendas o “hecatombes” obsequiadas al dios Apolo, a Zeus o a Poseidón para aquietar sus ánimos, hacer peticiones o evitar tragedias.
El Dragón significa la esencia de vida, el aliento celestial conocido como “sheng chi”. Es generador de calor, fuente de luz, propulsor de agua, destructor de desgracias. Se trata de la personificación de las fuerzas de la Madre Naturaleza.
La protección y la vigilancia son sus máximas capacidades. Por tratarse de animales divinos, pueden conjurar espíritus malignos errantes y otorgar seguridad a quienes llevan sus emblemas.
En síntesis: el dragón chino es una analogía de la Buena Fortuna.