La leyenda del nieto del dragón Shennong, rey del mar, afirma que éste se había casado con un hada con quien tuvo cien hijos.
El primogénito del matrimonio fue rey de la primera dinastía de Vietnam, posteriormente proclamado emperador. Luego lo sucedieron sus otros hermanos. Éste es el origen del proverbio vietnamita “niños del dragón, nietos del hada”. Ellos mismos se consideran una raza descendiente de valerosos dragones.
El emperador Hùng fue quien enseñó a los ciudadanos a tatuar imágenes de dragones en su pecho, abdomen y muslos. Era visto como un amuleto de protección y de aguerrida fortaleza espiritual.
SU ASPECTO EXTERIOR
Con respecto a su apariencia física, el dragón vietnamita es una imagen combinada del cocodrilo, la serpiente, el lagarto y el pájaro.
La adoración del cocodrilo se explica porque, históricamente, los habitantes vietnamitas siempre vivieron cerca de los ríos. Allí aprendieron a venerar a su animal sagrado.
También se han encontrado restos arqueológicos de objetos con imágenes combinadas de diferentes seres reales o imaginarios: vasijas con cocodrilo-dragones, cocodrilos-serpientes y dragones-gatos de terracota esmaltada.
Los dragones delgados representaban al rey y pasaron a formar parte rápidamente de la literatura vietnamita. Poseían cuerpos ligeramente sinuosos que se afilaban de manera gradual hasta concluir en una cola pequeña.
Su cuerpo estaba segmentado en doce secciones que representaban los doce meses del año.
Además, los dragones vietnamitas poseen aletas, larga melena, barba, ojos prominentes y algunos de ellos presentan largos cuernos. Las piernas son pequeñas y finas.
Por último, estos animales fabulosos tienen la capacidad de cambiar el tiempo y son los responsables de cosechas